VIOLENCIA SEXUAL DURANTE EL CONFLICTO ARMADO INTERNO
A través de tres crónicas fotográficas, Cristina Chiquín Rodríguez presenta la cruda historia de su país, Guatemala, centrándose en la violencia sexual perpetuada durante el conflicto armado interno y el genocidio contra los pueblos originarios. Con sensibilidad y empatía y respeto, Cristina Chiquin acompaña y escucha a diversas mujeres víctimas y supervivientes, permitiendo que sus historias sean retratadas desde sus sentires, experiencias, luchas y resistencia en la búsqueda de justicia, recuperación de la memoria histórica, reparación y dignificación.
La fotoperiodista consigue acercarnos al corazón y el cuerpo de las mujeres Ixiles, a la voz de las mujeres del Caso Sepur Zarco y al caminar de las mujeres Achí, sin revictimizarlas y siendo ellas sujetas activas para el cambio y búsqueda de justicia. Estos casos específicos ilustran el uso sistemático de la violencia contra las mujeres como arma de guerra durante el conflicto armado interno en Guatemala. Las historias individuales y colectivas subrayan la magnitud del sufrimiento infligido a las mujeres, enfatizando la urgente necesidad de abordar estos crímenes desde una perspectiva de justicia y derechos humanos.
BÚSQUEDA DE LA VERDAD Y JUSTICIA
El trabajo arroja luz sobre cómo las mujeres sobrevivientes han roto el silencio y cómo su resiliencia y determinación las ha guiado en la búsqueda de verdad y justicia en el contexto tan difícil de Guatemala.
La primera crónica: “El corazón y el cuerpo de las mujeres Ixiles que abren la memoria”, se centra en tres mujeres mayas Ixiles, Elena, Juana y Engracia, quienes comparten los sentires y experiencias que las marcaron durante el genocidio. Rompieron el silencio durante el juicio que tuvo lugar entre marzo y mayo de 2013 contra Efraín Ríos Montt y José Rodríguez Sánchez. Elena relata su captura cuando era niña junto a su madre y otras mujeres de su comunidad de Qanlai. Nos detalla lo que supuso ver sufrir y perder a su madre, la violencia física y sexual que sufrió, el hambre y el frío debido al desplazamiento forzado…a la edad de tan solo 12 años. Juana, comparte la desgarradora historia detrás de sus cicatrices y cómo su comunidad, siendo 1 de las 27 comunidades masacradas del municipio de San Juan Cotzal, la ayudó a sanarse. Engracia, presidenta del comité de víctimas del municipio de San Gaspar Chajul, narra el impacto del conflicto armado en su cuerpo y su comunidad a sus 7 años y nos habla de la fuerza de las víctimas, mujeres y hombres sobrevivientes del conflicto armado para organizarse y denunciar el genocidio en Chajul.
La crónica pone de manifiesto las secuelas de lo que tuvieron que vivir estas tres mujeres por parte del Ejército de Guatemala durante los años 1982 y 1983, y cómo las secuelas siguen marcando sus cuerpos y sus vidas 10 años después de la sentencia. Una sentencia que llevó al reconocimiento de la violencia sexual como arma de guerra en Guatemala. A pesar de este reconocimiento, la búsqueda de justicia sigue ante casos sin resolver, subrayando la responsabilidad pendiente del Estado de Guatemala.
La segunda crónica, titulada “Reconociendo la Verdad de la Voz de las Mujeres Caso Sepur Zarco”, expone otro caso emblemático que revela cómo la violencia sexual fue empleada por el Estado de Guatemala como parte de una política contrainsurgente, convirtiéndola en un instrumento de guerra y una herramienta para infundir terror en la población, con repercusiones directas en el cuerpo y vida de las mujeres y de toda la comunidad.
La crónica visibiliza los sufrimientos de las mujeres Q’eqchi’s entre los años 1982 y 1986, y cómo después de 30 años de silencio, en septiembre de 2013, 15 mujeres y 4 hombres Q’eqchi’ brindaron sus testimonios por primera vez. De ahí, en febrero de 2016 se logró obtener justicia al sentenciar a dos de los responsables, dos altos cargos militares Reyes Girón y Hariberto Valdez por violencia y esclavitud sexual. Parte de estas atrocidades es detallada con el testimonio de una mujer de 75 años, Doña Petrona Choc, quien expresa el dolor y el sufrimiento que vivió junto a sus hijos como esclava doméstica y sexual en el destacamento de Sepur Zarco y Tinajas.
Finalmente, la tercera crónica, titulada “Nosotras somos la verdad: La voz y el camino de las mujeres Achí”, muestra como en el municipio del Rabinal, las mujeres Achí iniciaron un difícil diálogo sobre las atrocidades sufridas durante la guerra en Guatemala. Entre 1982 y 1983, estas mujeres vivieron violencia sexual y esclavitud doméstica perpetrada por el Ejército de Guatemala y Patrulleros de Autodefensa Civil. En 2011, 36 mujeres rompieron el silencio, presentando denuncias ante el Ministerio Público.
Sin embargo, siete años después, el caso llegó a los tribunales, pero sólo se acusó a ex patrulleros, excluyendo a militares y comisionados. A pesar del cierre del caso y obstáculos como el racismo y el machismo, en 2022, gracias al bufete jurídico popular de Rabinal y las abogadas mayas Achí, se reabrió el juicio en enero de 2022, culminando en la condena por violencia sexual y esclavitud por parte de: Benvenuto, Bernardo Ruiz Aquino Damián, Gabriel y Francisco Cuxum.
Estas crónicas ofrecen la posibilidad de reclamar la memoria histórica de las mujeres para la reparación y dignificación de ellas y sus comunidades. La búsqueda del reconocimiento de la violencia sexual como estrategia genocida y arma de guerra se ha manifestado en la lucha de las mujeres Ixiles y Q’eqchís, así como en el caso de las 36 mujeres Achís, que han perseverado en la búsqueda de justicia.
El camino sigue, y estas crónicas subrayan la valentía y determinación de las mujeres en su búsqueda de verdad y justicia.